Noche de... Clásico;

España entera está paralizada, dividida en dos y enloquecida. El fútbol tiene estas cosas...

Me gustaría deciros que yo no voy a formar parte de esa parafernalia. Siendo el día que es, a eso de las nueve debería estar regalo en mano, ante la tenue luz de unas velas jurando amor eterno a la que un día como hoy de hace dos años me permitió el lujo de entrar a formar parte de su vida; Duró demasiado poco, fue demasiado fugaz, efímero... pero especial y dificilmente reproducible con palabras.

Todavía hoy, que los sentimientos se han caducado y las vivencias y el contacto son una utopía perdida entre mis recuerdos... siento la intensidad, la pureza de perder la cabeza y dejarte llevar ajeno a la realidad, a veces, tan dolorosa.

Soñar nunca fue lo mío. A querer estoy aprendiendo. Sentir siento con tanta intensidad que a veces no distingo el dolor del placer que da padecer el abandono forzoso de la distancia que ella marca.

Y resignado escribo, porque es lo único que me queda. Éso y recordar o tratar de recrear aquello que me hacía temblar, que me abducía o que, simplemente, me mantenía vivo y me ilusionaba.

Cada vez quedan menos síntomas de esta enfermedad. La ebullición ha metastasiado y debería plantearme la posibilidad de amputarme las partes que aún quedan sanas en mí.

Y aunque nunca fui avaricioso, todo me parecía poco, tanto era tan escaso y la nada, que ahora tengo, no era una opción.

¡qué le vamos a hacer!

Contendré mis emociones. Y aceptaré que mi instinto me falló; Entenderé que hay veces que desearlo no es suficiente y continuaré mi tránsito hacia la novedad cegado por la ilusión de los restos de lo que algún día creí tener. Remendaré los rotos de mi corazón, apalabraré un par de instantes mejores, un guisante bajo un colchón y un sabor metalizado de besos perdidos en las bocas que anhelan mi aliento.

A la hora de hacer el balance definitivo, ese año formará parte de mis momentos felices; los meses siguientes colapsarán mis intantes tristes. Mi botella vacía dice que es el final... los gramos de fe que aún guardo, en cambio, se lo toman como un punto de partida...

Lo que más echo de menos es lo que me ilusionaba el futuro; lo fácil que era hacer aquellos planes que nunca se cumplieron, lo evocador que resultaba imaginar que eran factibles, creer a pies juntillas, soñar despierto, en definitiva: vivir en lugar de tener este frío que no te quitan las calefaciones ni las mantas.

El partido del siglo no es una mala opción; pero hubiera preferido perdérmelo. A las once apuraré los restos de mi botella...y me resguardaré mientras mis quemaduras cicatrizan y mis párpados se cierran evocando los restos de alguna imagen de aquellos tiempos mejores que nunca volverán.

Espero que, a pesar de todo la felicidad no me esquive, ni a mí, ni a ella ni al resto de la gente que me rodea.

Y para hacer de la melancolía un sentimiento pasajero evocaré a Taylor Swift y su "love story"; Es ñoña de cojones, pero no sabéis el esfuerzo que me supuso encontrarla para ella;

Salu2

y nos vemos mañana.

0 comentarios:

Publicar un comentario