Iván Ferreiro, equilibrando Donosti (25.03.2012)

El tiempo puede demostrar que el equilibrio puede ser posible...

Por una vez respetamos el día del señor (Iván) y hundidos en la sosa solemnidad habitual de Donosti nos perdimos entre la muchedumbre que se agolpaba en la puerta del teatro principal. Y con el estómago lleno y el bolsillo vacío, compartimos velada con el poeta con mejor voz del panorama nacional...

Es raro ir a un concierto un domingo, tener que verlo sentado, sin una mísera cerveza que echarte a la boca... seguro que a más de un@, como a mí, le dieron ganas de subir al escenario y tumbarse en el sofá que habían colocado al lado del Roland con soniditos que tocó Iván Ferreiro. Fue un detalle del decorador acordarse del pasado y poner una urna, con forma de trofeo, en la que, supongo, reposaban los restos de los piratas, más que nada porque hay demasiado nostálgico que olvida que las patas de palo y los parches forman parte de un siglo ya pasado, pero bueno, tiene que haber de todo en la viña del señor vigués y a eso de las 20.10 las luces se apagaron y el artista de mierda, copa de vino en mano, y con un jersey de rayas, digno de cualquier parroquiano de las herriko tabernas, nos saludó con una reverencia, colocó su silla salivó con los taninos del Rioja y comenzó su espectáculo.

Para abrir boca, como si de una partida de vida se tratara, nos regaló: "me toca tirar" y sin que los fantasmas pagaran la cuenta (que para éso somos vascos...), hicimos un viaje hacia los paraísos perdidos de Jack Shephard, una tercera canción mitad Jet lag, mitad tristeza, para dejar paso a cinco odas a ese "mal rollo" con el que tan bien sabe jugar el señor Ferrerio.

Tras la primera versión de la noche: 1999 de Love of Lesbian, con un guiño al "¿por qué te vas?" de Perales. La primera parte del concierto acabó con Santa Adrenalina y una interpretación a capela de "turnedo" que emocionó a una parte del frío público de  Donosti, que hasta entonces, sólo se había limitado a aplaudir entre canción y canción. Seguramente, si veis alguna grabación casera de esas que los fan´s enfervorecidos cuelgan en el youtube, os sorprenderá que no haya gritos histéricos, ni coros desentonados... ya sabéis, los vascos, a veces, somos un poco inertes, como la siguiente canción del repertorio. Quizá por éso, Iván se acordó de su hermano ausente y de los besos del pueblo, e improvisó "spnb", versionó el toxicosmos de los Planetas y tiró de "años 80" para ver si el público respondía, pero no... ni la primavera, ni el mismísimo Iván Ferreiro pueden derretir los témpanos vascos. Así que entre comedias de teatro, un coqueteo con el jazz en la interpretación del "vidas cruzadas" de su amigo Quique González, agradecimientos varios, 2 visitas al pasado con "m" y "prometo" (con el habitual final de Insurrección que casi nadie cantó) y mi "días azules" (por fin, en directo), el concierto tuvo un final irónico en el que echando de menos a Santi Balmés y mirando alrededor pensamos: ¡qué caras más tristes!

El equilibrio es degustar unos pintxos, mezclarlos con un buen crianza, acompañarlo con un conciertazo de Iván Ferreiro, ver la Concha vacía y terminar abstraídos por las historias de los años 80 del cuarto milenio de Iker Jiménez; Por lo tanto, y aunque algunos se empeñen en decir lo contrario, sí, es posible nivelar la balanza;

To be continued... (La semana que viene en Miranda de Ebro);

Salu2

y nos vemos.