Llevo meses sin escribir en el blogg y vuelvo sólo, y exclusivamente, para que mañana 16 de febrero os animéis a participar en las marchas que "Stop desahucios" ha organizado a lo largo de toda la geografía nacional.
Puede que algunos de vosotros tengáis la suerte de no sufrir situaciones extremas como las que ha llevado a mucha gente a suicidarse o a descubrir el significado real de la palabra ruina. Pero que hoy estéis bien no significa que mañana vayáis a estarlo. Al fin y al cabo, los que no estáis parados, seguramente hayáis sufrido reducciones en vuestros salarios, o habréis experimentado los quebraderos de cabeza derivados de la inestabilidad que los recortes nos han provocado a todos menos a los insensibles altos ejecutivos de los bancos, que siendo los que nos han llevado a este largo periodo de crisis, han salvado sus culos financiados por un Gobierno que no se preocupa por los que realmente lo estamos pasando mal.
Yo tuve la suerte de no invertir hace tres años en un negocio, que visto lo visto no hubiera dado mucho de si y hubiera llevado a mis avalistas al filo del desahucio. Llevo una eternidad parado y lo único que me salva de ser un indigente es tener unos padres pensionistas que me ayudan más de lo que deberían a estas alturas.
Los que cuando empecé a estudiar mi carrera me hablaban de un prometedor futuro ahora me venden pesimismo. Hablar tres idiomas sólo me vale para saltar de trabajo mal pagado a trabajos de días contados. Podría citaros las mil virtudes que plagan mi curriculum vacío para que no me descarten por ser demasiado bueno y haceros una interminable charla para contaros el millón de experiencias de rechazo que he sufrido en otras tantas entrevistas. Pero vivo en la intermitencia del desánimo y la esperanza que , a pesar de todo no me pueden arrebatar, abrazado a ilusiones que solo verán la luz si en días como mañana, todos esos que se pasan la vida quejándose, criticando lo mal que lo hacen los políticos y luchando en silencio por una vida mejor que no llega, me acompañan y ponen de manifiesto sus temores donde deben: en la calle, haciendo fuerza común para que los de arriba dejen de tomarnos el pelo de una vez.
Si no lo hacéis por vosotros, hacedlo por mí, por vuestros vecinos que no llegan a fin de mes, por esa mayoría de vuestro grupo de amigos que no tiene un duro, por esos que viven al filo del abismo, los que firmaron acciones preferentes engañados, los que avalaron negocios que la crisis, que los cobradores provocaron, tumbaron... escusas hay mil, casi tantas como sábados para salir. Podéis aparcar la cerveza por un rato y por una vez, hacer algo que avergüence a los cabrones que después de darnos la espalda quieren seguir riéndose de nosotros.
Nos vemos mañana...
