House

Ayer necesitaba un "descanso"; creo que la política me estaba saturando a mí, e indirectamente, también a vosotr@s.

Así que desconecté...

Fue un buen día (los miércoles, últimamente lo son). Primero una sesión de radio mezclando debates sobre la felicidad, música de Vetusta Morla y un rato de risas escuchando experiencias con el sexo anal; Luego intercalé vaivenes en forma de guión de anuncio de bajo presupuesto, con una comida express y puesta al día de mis asuntos elementales.

La parte de tarde libre la utilice para reconstruir los restos de una canción melancólica con mi guitarra y tras un paseo por las nubes aderezado con cerveza fría, albóndigas, delicias y champiñones me refugié en la cuna del "no pensar" y me puse delante de la caja tonta.

Ya sé que hace unos meses escribí que la programación es una auténtica mierda, y me reafirmo; tienes que repasar mil veces los mil canales para encontrar algo decente. Pero hay excepciones, y una de ellas es "House".

Me encanta el personaje de Hugh Laurie; y los guionistas de la serie tienen una imaginación desbordada que te incita, partiendo de un caso médico, a plantearte cuestiones de tu rutina más básica. Reconozco que creía que el enamoramiento del protagonista iba a desvirtuar la base en la que se centra toda la serie: la falta de sentimientos para dejar un debate abierto sobre infinitas cuestiones morales, éticas o rutinarias.

No sé si la seguís, Pero House es un médico arisco (por el dolor que le provoca la malformación de su pierna) que no se relaciona con sus pacientes porque parte de la premisa de que todo el mundo miente, con lo que prefiere centrarse en los hechos concretos de los resultados que obtiene y en las conclusiones que extrae de toda la cultura y experiencia acumulada que posee. Pero esa base "empírica" ajena a la sociabilidad, no tiene sentido sin la cantidad de droga que para "soportarla" tiene que meterse. Se rodea de un amigo íntimo, que soporta sus recaídas y las putadas que le hace, un negro que se va dando cuenta de que, aunque trate de evitarlo, se va pareciendo inevitablemente a su jefe, un guapo insustancial, un judío veterano de la guerra de la vida que vive inmerso en un sinfin de dilemas éticos y una estudiante ilusa, antítesis de House, docta en todos los valores que al protagonista le resbalan.

La jefa es la personificación de la "moralidad" adscrita a los dictámenes de los que ponen el dinero ,a veces, o con manga ancha cuando hay vidas en juego (como la vida misma). Y por ella es por quien House ha renunciado a sus valores y a los supuestos que todos los espectadores teníamos de él; y a las drogas, claro, porque ya sabéis que un adicto no puede evitar buscar una alternativa cuando supera su problema con los excesos. Y él eligió el amor (¡qué bonito!); O no... porque precisamente por el dolor que provoca, a veces, ese sentimiento ha retomado su coqueteo con las drogas. Porque, a pesar de su imagen y todo lo que puede parecer, al final, es como tod@s. Que vamos de guays promulgando teorías y supuestos que somos capaz de tirar a la basura por el simple hecho de creer que necesitamos a alguien que entienda las rarezas que tenemos.

Véis que fácil... de un plumazo, en un capítulo de apenas una hora, resuelve todas las teorías éticas sobre el amor: necesito ser adicto a algo (en este caso a alguien), cuando estoy con ella no hay droga que valga y no me importa que se mueran mis pacientes... pero si temo perderla: desconfio y recurro a lo que haga falta... como la vida misma; Tan tonto o tan simple como cualquier ser humano.

La tele siempre muestra relaciones idílicas que empiezan con un empujoncito del azar; luego todo se vuelve idílico y las perdices llegan al final, porque tras eso viene todo lo demás. Si me gusta House, es, por ejemplo, porque presentó el amor como todo lo contrario: una cuestión de mínimos, de respeto y de coordinar agendas. Yo nunca lo había visto así; siempre he buscado el aleteo de las mariposas en el estómago, la poesía, el camino a la eternidad... que también, pero supongo que todo parte de una negociación de mínimos: lo demás, es pura teoría.

¡qué complicado!

Me quedo con algo de Iggy Pop, porque lo más simple, a veces, puede ser también lo mejor.

Salu2

y nos vemos mañana.



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