Crisálidas...

Al borde de la oclusión... a medio camino entre los jinetes de la tormenta y la delincuencia rumbera gaditana, disfrazado del pirata de la voz cantante que grita que mi coco dice sí, mi coco dice no y cuando te das cuenta la maRgarita se ha convertido en un punto amarillo pelado que no te ha resuelto ninguna duda. La bola de cristal se hizo añicos en uno de mis arrebatos y nunca he tenido suerte con las cartas...

Puede ser simbiótico, utópico, onírico, parte de un circo, equilibrismo quimérico o un cielo de entelequia pasajera que dura tres cuartas partes de una vida no vivida.

La fatiga requiere compañeros fieles. Lo malo es que comprobar la adherencia de las ingenuidades requiere un riesgo relativo que a mí nunca me ha costado  asumir. Iluso: sí, feliz: también.

El tiempo está limitado, el éxtasis no tanto y el río de endorfinas crea su particular cauce de intrusismos mentales: Dibuja una sonrisa, emite una carcajada, evoca una imagen que no puedes palpar y las tenias de tu estómago dudan... la larva destroza el metal del corión, puede llegar a transformarse en oruga, pero antes de ser crisálida debe alimentarse como es debido, soñar con su futura forma y color, aclarar los destinos de su vuelo, arrastrarse a través del fango, sentirse como una mierda y aclarar el rumbo real de su mirada.

Preparado para rebolotear; paso de los límites de mi estómago, de las luces rojas, de las teorías, de las perturbaciones parciales y de los supuestos. Si pienso que ese precipicio es el finisterre, puedo perderme el aderezo simbiótico de la tramuntana, la transhumancia, la agricultura ecológica de la naturalidad... y mi especialización en conversaciones intrascendentes podría hacer lo demás.

Lo malo es que aunque me sobra convencimiento, esta vez no sé, o no me apetece esforzarme en  convencer; así que tengo dos opciones: pensar que soy yo el equivocado o seguir aleteando hasta que a los demás no les quede más remedio que darme la razón; soy demasiado cabezón y hay discusiones que ni la wikipedia ni el resto de la red pueden resolver.

Paciencia amigo, siempre nos quedará París.

Odio Paris que gran grupo... como Ainara Legardon, Igloo, Nouvelle coicine, Microcause y demás grupos que representan el inagotable cartel de grupos españoles que estos días deleitan a los suertudos que se han pasado por el Primavera Sound;

¡qué envidia!

Salu2

y nos vemos tomorrow;

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