Gigantes;

“la incertidumbre es una posición incómoda. Pero la certeza es una posición absurda” (Voltaire);

¡Qué gran manera de definir el amor!; Si me leéis habitualmente sabréis que yo siempre he preferido lo de que: “el amor es una esclavitud deseada” o lo de que: “la belleza es un don reservado a los ojos que saben apreciarla”. Menudas dos frases definitorias.

Durante un tiempo creí que eran mis principios, luego me autoconvencí de que los sentimientos no merecían la pena, el tiempo me acabó demostrando que sentir es irremediable y que lo único que podemos hacer es definir el grado de la intensidad o el límite que nos apetece marcar. Pero luego entran en juego otros factores como la vulnerabilidad, las ganas, el cursor parpadeante del deseo (que a veces no es más que una necesidad pasajera), las coincidencias, los dictámenes de las margaritas representando el azar, etc.

Querer no es complicado, lo difícil, realmente, es aceptar que pones en manos de otro el norte de tu felicidad, asumir que la dependencia forma parte de tu pacto con lo enrevesado, que habrá tantos momentos buenos como malos o que tu brazo acabará dislocado tras determinadas concesiones.

Éso lo tengo claro. Seguramente por eso he limitado mis registros de búsqueda. No tengo más exigencia que la diversión, pero se ve que disfrutar es complicado. Entre otras cosas, porque existe un pasado que nos mediatiza y nos flagelamos con lo sufrido dando por sentado que estamos condenados a repetir nuestros errores en lugar de pensar que a lo mejor no nos equivocamos de sentimiento sino de persona.

Vivir encorsetados, o solos, es una decisión que nosotros mismos tomamos. No hay mejor escusa que creernos nuestra propia mentira. Somos nosotros los que nos complicamos, porque,en el fondo, todo es mucho más sencillo de lo que parece.

Sino, que se lo pregunten a Antonio Vega (hoy se cumplen dos años de su muerte); Yo hace tiempo que dejé de luchar con los gigantes...

Salu2

y nos vemos mañana.