Rincón exquisito...

Una vez que me he solidarizado con la gente que lo merece...

Voy a seguir con el tema del mes: el amor.

Y es que ayer me di cuenta de que en realidad tengo más lectores de los que, inicialmente, pensaba. Al final, va a resultar que hay gente que quiere comprender al soñador que os escribe. La verdad, os lo agradezco enormemente, y espero no cansaros.

Pero si me lo permitís, voy a tratar de hablaros de ilusiones perdidas... Es pasado y espero que a su protagonista no le moleste que escriba sobre ello; si lo hago es por su culpa, porque tocó mi vena más sensible ayer;

Hoy se cumplen dos años y nueve días, desde que una desconocida irrumpió en mi vida; Fue una coincidencia, como todas las que te llevan a encontrarte con alguien al que nunca has visto, alguien que puede que en un primer momento no te diga nada, y que tres minutos después lo signifique todo.

Y éso es precisamente lo que yo creí, lo que decidí y a lo que aspiré.

La mayoría de vosotros olvidáis la emoción que os provocaba el desconocimiento. La curiosidad de no saber a que te enfrentabas, el morbo y el riesgo implícito en cada palabra y cada movimiento; el deseo increscento, el nerviosismo disfrazado de la seguridad que nunca tuvisteis... todo era tan profundo, tan especial, tan divertido y tan diferente.

Quizá por eso sigáis buscando; porque no os dais cuenta de que lo que ahora tenéis partió de lo que tanto os gusta buscar. Por lo que la espiral inevitable en la que os metéis y el deseo de compartir vuestro "todo" con alguien, os acaba poniendo en esa misma disyuntiva cuando la novedad se caduca.

Yo no olvido, lo guardo en lo más profundo de mi memoria y trato de mantenerlo, creyente a pies juntillas que ni todos los desastres, ni el tiempo, ni el desgaste puede acabar con eso que en un momento determinado, te lleva a pensar que la persona con la que hablas es, realmente, la mujer de tu vida.

Pero ella se olvidó de las horas de conversación cibernética; como nos conocimos mejor, como le atraía mi profundidad, hasta el punto de compartir conmigo su desayuno en la distancia, su colacao antes de acostarse, sus tardes, sus mañanas de trabajo, las promesas, los viajes de nuestra imaginación puesta al servicio de la ilusión.

Ella olvidó las ganas que tuvo de conocerme, antes de descubrir que cara a cara era aún más interesante que todo lo que había imaginado. Y también su olor mezclado por primera vez con el mío, la primera mirada, las fajitas, el "eres un encanto", el primer beso, el "yo no me acuesto con la mujer de mi vida en la primera cita", el "no te vayas"...

Es fácil pensar que nunca te ha pasado. Creer que es irrepetible. Pero sólo lo has olvidado; sólo lo has apartado, o, simplemente, has buscado novedad fuera de lo que, por desgaste, te ha cansado. Ése fue el problema: creer que había esperado demasiado, desencantarse y minusvalorar la eternidad que le ofrecía.

Lo acepto, lo entiendo, tenía razón y aunque me hubiese encantado que nunca hubiera pasado... me dejó; prefirió el vaivén imposible de una mochila cuyo peso fue incapaz de soportar; Prefirió la enfermedad de los momentos contados, de los planes y las aventuras que conmigo, por mi culpa (lo reconozco) nunca pudo tener. Eligió ilusionarse con un físico, 1.000 conversaciones profundas bañadas en alcohol, con el morbo, el riesgo, la atracción, la intensidad ... lógico, yo también lo hubiera hecho; es evidente que no se puede pedir más; que no soy quien para competir contra eso, entre otras cosas porque mi único argumento era el amor incondicional que sentía y que siempre sentiré por ella.

Pero uno no puede pasarse la eternidad aspirando a las minucias de alguien que no va a dar su brazo a torcer. Uno no puede competir con la novedad que el resto de los mortales le ofrecen, uno no puede dar más de lo que tiene y cuando se da cuenta de que todo éso es insuficiente, que nada de lo que haga puede compararse con cualquier detalle tonto que tengan los demás; cuando haría falta un cataclismo para que algo cambiara, cuando el aprecio se limita a la amistad, a los favores de amigo, al, simplemente estar, sobre todo en los malos momentos (con lo que eso desgasta...)... no tiene más remedio que aceptar su derrota. Y aunque odio perder, aunque mataría por que ella hubiera demostrado un mínimo interés, aunque me hubiera pasado la vida concediéndole todos los deseos que estuvieran en mi mano, aunque renunciaría a una parte de mi vida por que ella sonriera... no basta, y de hecho, he llegado a la conclusión de que su predisposición a sentir todo eso con cualquiera del resto de los mortales es lo que le mantiene viva y lo que le hace sonreír y le ilusiona. Entonces para que amargarla; para que esperar, para que interponerme, para que soñar si siempre he creído que la realidad es más divertida;

No, no dejo de amar por mí; podría haber aguantado a que, como dice la canción de second me regalaran otra vida en la que poder conocerla con más detenimiento. Pero sabiendo que su paciencia conmigo se acabó; que nunca seré más que un amigo, o un aspirante a lo que nunca voy a tener; dejo que se arriesgue, que sienta y se reinvente; y mientras, yo trataré de hacer lo mismo, intentaré que esta vez, esa eternidad que ella despreció, ilusione a alguien que, simplemente, quiera merecerla.

Nuestro equilibrio es imposible... pero no por eso voy a dejar de ver mariposas y luciérnagas cuando piense en lo que viví con ella; porque ese sentimiento es mi punto de partida para todo. Y quien sabe, quizá lo encuentre, y es posible, que sin quererlo, ellla también lo esté viviendo, poco a poco, como siempre le he recomendado, y como a ella nunca le había gustado.

Lo merece, y soy feliz sabiendo que lo sigue buscando; y aunque me joda que no sea yo el que se lo provoque, aunque me hubiera muerto por concederle esa ilusión y esa sonrisa... le deseo suerte en su búsqueda y que, a partir de ahora, no tenga que soñar para sentir todo lo que siempre ha deseado. Yo seguiré a su lado, como ángel de la guarda que nunca consigue sus alas para volar lejos; por si algún día cae y necesita que alguien la recoja, o que alguien le proponga un plan irrechazable que esfume los fantasmas que la atormentan;

De momento tu ático sigue siendo el limbo al que volveré cuando muera...

y como la B.S.O de todo esto no puede ser triste; porque no es un final, sino un cambio de parecer para mí y mi felicidad venidera; os recomiendo una canción de Second: "rincón exquisito"; porque mantengo en mi bodega los mejores licores que me puedo permitir, para descorcharlos cuando la felicidad llegue esporádicamente a nuestras vidas.

Salu2,
siento la parte de la reflexión que no os haya gustado.
Y hablamos mañana.

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