Y ahora que la campaña electoral se acaba, yo me pregunto: ¿Cuántos de los votantes del domingo han cambiado su intención de voto inicial? No sé, con esto de la crisis se podían haber ahorrado la parafernalia y las caravanas y haber centrado todos los seudoesfuerzos que han hecho en ponerse de acuerdo en algo. Al menos, se hubieran gastado menos miles de euros.
Si os preguntáis que voy a hacer yo, sólo espero que las encuestas se equivoquen, al menos, en lo de la mayoría absoluta. Y votaré, porque considero que la abstención no es una opción factible. Lo que no sé es si votaré en blanco, o me quedaré a gusto insultando a los candidatos con un voto nulo, o me decantaré por un partido minoritario... lo que tengo claro es a quien no voy a votar y que confío más en los pensadores y en la ética que en los tecnócratas.
Supongo que el lunes empieza una nueva era en la que los pobres seremos más pobres y los ricos más poderosos, con lo que reservo mis fuerzas para quejarme en el futuro. Y aunque me gustaría que los españoles se plantearan a quien votan y porqué lo hacen antes de meter sus papeletas en las urnas, sé de buena tinta que las peras del olmo siguen acumulándose en algunas cabezas, así que, como "demócratas" asumiremos el deseo de la mayoría, por mucho que no lo compartamos.
Sigo reflexionando.
Salu2
y nos vemos mañana.
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