Sonorama 1 (con la música de fondo)

Podría hablar de música, de desfases varios, de lechazo, de bodegas, de vino, de camisetas sudadas, pulverizadores de agua, tostas varias, portales de Belén, perseidas, lunas llenas, "baños" en la piscina, el Lagar, el café central, la noche del jueves y los dj´s... pero mi Sonorama de este año se resume en unas centésimas de segundo: concierto de Iván Ferreiro, dos fans "enloquecidos" berreando "extrema pobreza" a dos voces, mientras mis 2 pies izquierdos se ponen de acuerdo para seguir el ritmo a la vez (la cara de mi amigo Evelio desde la distancia lo decía todo). Un sutil beso en la mejilla, un fuerte abrazo y una ingente cantidad de felicidad recorriendo mi cuerpo.

Llegué a Aranda buscando a gente que se riera por fuera todo lo que yo me río por dentro y resultó que aprendí, a mis 30añitos, a exteriorizar toda esa paz y felicidad de la que siempre voy fardando: sí: me reí, bailé, ironicé y repartí la felicidad de ese momento por Zarautz, Zumaia, Alicante, Madrid, Ugena, Albacete, Valencia, Galicia, Murcia, Cebolla, Bilbao, Cantabria, Belorado, Vallecas, Badajoz, Salamanca, Indielandia, Popilandia, el Vaticano, Nazaret... Todos necesitamos afecto, pero ¡qué difícil es sentirse querido aunque sólo sea un momento! Me sentí tan reconfortado que lo demás pasó a formar parte de los complementos secundarios. Todo cuenta, pero reír y que se rían contigo no tiene precio.

Y gracias a ello, la rutina y todo el mal rollo que genera volver a casa pasan desapercibidos. Espero que esta felicidad derivada del aurea positivo que he encontrado en el Sonorama me dure muchísimo tiempo. Y sino, me pasaré por Alicante a ver si se me pega algo.

Salu2

y mañana, más relajado (espero) hablaré de música...

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