trémolo;

El viernes pasé uno de los momentos más denigrantes, vergonzosos y tristes de mi vida...  El positivismo acumulado se esfumó de repente y mi habitual temple dejó paso a la ira desatada más denunciable que os podáis imaginar.

Por suerte soy un ave lírico que tiende a positivizar, incluso, la negrura más absoluta. Y siempre hay alguien con quien tomarse un trago y compartir tus penurias o resolverlas. Si algo me sobra, por suerte, es paciencia y piernas para recorrer todos los kilómetros que me separan de la utopía práctica que he configurado con el paso de los años. Quizá me quede sin Granada y sin Alicante, por un tiempo, pero tengo argumentos para creer que tras la tormenta hay una ventisca de agradable paz que repercutirá en mi estima desestimada. Mi paladar ya no degusta, como antes, los segundos premios. Y los porqués tienen respuestas más simples de lo que nuestro subconsciente acuciante quiere hacernos ver.

De momento, he tomado la medida de dejar de ver los telediarios, por un lado; y por otro: no sacar demasiadas conclusiones precipitadas. Las vueltas que da la vida, las mediatiza una veleta que se adhiere al calor del sol que más calienta en cada momento y la luz artificial tiene una duración determinada.

Pero por mucho que me insulten, que menosvaloren la amistad, o que deprecien mi compañía, tengo claro que el aprecio no depende de un momento de calentón y que las pruebas y las trampas, no son más, que una buena manera de aprender cosas importantes para el efecto efervescente de la tiranía pasajera.

Espero que hayáis disfrutado, más que yo, estos días, y sino,que , como a mí, la esperanza os siga agasajando y amamantando con templanza, paciencia y esa paz interior que avitualla las amebas de las que surge nuestra condición inestimable de humanos.

Salu2

y nos vemos mañana. 

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