Poseer.

La propiedad no es más que una manera de crear malestares o envidias...

La sabiduría popular de mi abuela decía que: "dime lo que tienes y te diré de qué careces". Para un cerebro aún sin desarrollar, como era el mío, la conclusión era evidente: si no tienes nada es probable que nunca tengas carencias. Pero a medida que la experiencia fue estructurando mis valores me fui dando cuenta de que esa teoría queda descartada cuando el valor excesivo que ha adquirido la envidia provoca que la felicidad se mida en la cantidad de cosas que podemos (o queremos) llegar a poseer. Lo que rebatiendo a mi abuela, me hace concluir que lo que tienes es, precisamente, lo que evidencia tus carencias: tanto materiales como morales.

Seguramente por éso están tan de moda los posesivos o los debates que se enquistan en el "yo creo" o el "yo pienso". Hablamos antes de escuchar, juzgamos antes de ver, exageramos para no dejar con el culo al aire lo que realmente somos y estaríamos dispuestos a mentir, actuar o matar, con tal de que nuestras particularidades se impusieran (fueran o no lo suficientemente razonables). Y más si el premio es tener una propiedad en la que vivir, un cochazo que despierte la admiración de nuestros envidiosos vecinos, un viaje al otro lado del mundo que no nos podemos permitir o una persona a la que tildar de tuya, como si la hubieras parido o como si la codependencia fuera el big bang diario de la realidad mundial. 

Me resulta estúpida tanta aspiración burda. Más que nada porque si lo pensáis, todas ellas limitan la personalidad real del individuo. Si compras una casa es porque presupones que no vas a moverte de un sitio determinado. Contad la cantidad de cochazos que hay en venta en la puerta del hipermercado, u observad la transformación lingüistica de un individuo que deja de hablar en primera persona del singular porque el "amor" ha acabado con la parte de personalidad que lo hacía interesante.

Creo que si fuéramos sinceros (con nosotros mismos y con los demás) todo sería más simple y sencillo. Tan fácil como responder a la pregunta ¿qué quiero en realidad? basarlo todo en lo básico: respirar, entender que convivir es la base para poder vivir y limitar todo lo demás a lo que consideramos, objetivamente, necesario: comer, compartir, tener nuestras dosis de amor, conversación, diversión... y sacar de la definición de vida conceptos equivocados como resistir, fingir o demostrar.



Salu2

y nos vemos...


2 comentarios:

  1. Te mandé un correo, si no lo has recibido, dímelo. Espero que aceptes nuestra propuesta.

    Julio S.

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  2. Has dejado a Fernando SabaTer a la altura del betún.

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