Se avecina una guerra.

Se me ha petado el cajón de las decepciones... voy a coger, como la protagonista de la saga milenium, una cerilla y un bidón de gasolina para desafiar a los beneficiarios de mis plusvalías renovando mis perspectivas y quemando la parte del mundo que me genera la tristeza.

A estas alturas no debería extrañarme que los exagerados, los parlanchines y los gilipollas sean mayoría. Será que mis entendederas han menguado o que el optimismo exagerado me ciega... pero cuando voy a una manifestación y sólo veo trapos sucios ondeantes y consignas desviadas de la realidad que nos atañe, o pongo la tele y veo como la policía aporrea a niños en Valencia, o los empresarios, lucrados con nuestro esfuerzo, nos mandan a Laponia, o el Gobierno miente más que ve... tengo la sensación que ese mayo del 68, que siempre quisimos vivir, está más cerca. Quizá por éso prefiero cargar mis armas con palabras y conciencia y esperar a que los condenados a la pobreza se den cuenta de que pronto no habrá más remedio que llegar a la guerra para que los que hace tiempo huyeron de la realidad entiendan que sin el bien común no hay futuro posible. Si los que tienen no comparten, habrá que hacerles entender lo que uno siente cuando tiene hambre, o miedo. Quizá entonces su disposición a negociar sea diferente, al fin y al cabo, el ciudadano de a pié, sólo tiene una ventaja: ser mayoría.

Si fuéramos capaces de aunar nuestra intención de acumular bienestar sería más fácil elegir el slogan de una pancarta tras la que colocar a las víctimas de la precariedad, que lejos de exigir, sólo aspiran a la dignidad que los que "mandan" han pretendido arrebatarnos, y a comer caliente (todos los días), y a tener un techo sobre el que resguardarse...

Pero supongo que para éso hay que empezar por amputar las tragaderas de algunos y revisar las entendederas de otros. Tenía entendido que la esclavitud quedó abolida hace unos cuantos años y que mis padres lucharon porque nosotros no tuviéramos que sufrir lo que ellos... así que, aunque sólo sea por hacer honor a la historia de nuestros antecesores, debemos camuflarnos, escucharnos, tratar de ponernos de acuerdo de una vez y dejar de bailar el agua a todos los que nos han martirizado con su explotación sin sentido, los amenazadores, los agoreros y demás morralla televisada.


Salu2

Y nos vemos...

0 comentarios:

Publicar un comentario