Kongojaia;

Después de tanto compromiso y obligación; tras tanta repetición, medianías básicas, liberaciones parciales, calabazas, críticas y adjetivaciones exageradas. El sábado me divertí;

Mañana de viajes e improvisaciones en “La menor”; mis dedos volvieron a sentir el placer que da pulsar las teclas de un piano; la efusividad se hizo canción y versionamos el idilio viajando entre las notas de las melodías añejas de Led Zeppelin, Cream, Jimmy Hendrix, Bob Marley, Chuck Berry o Janis Joplin;

Con los oídos taponados tras el aterrizaje, ávido de coger el tren que me devuelve a la realidad que dejé aparcada hace sólo unos meses. Dispuesto a dar buenas noticias y contar anécdotas antes de que las sábanas me mezcan y despierte soliviantado por las ganas que tengo de disfrazarme de esnob. Vetusta Morla de fondo, y Standstill, Dorian, Iván Ferreiro, Najwa, La habitación roja, Tänträ, Love of lesbian, Pony Bravo, Los Planetas, Lory Meyers, Second y Nadadora. Una camisa blanca colgada en una percha, la eterna duda de los pantalones (pinza o vaqueros) y el espejo remarcando el cubismo aterciopelado de mi panza.

Son las 19h; es de noche; hace menos frío que ayer; puedo prescindir de la cazadora y estrenar mi nueva chaqueta de pana. Creo que el verde manzana de su forro va a causar furor... dar la nota no es lo mío; pero por una vez, voy a ser un poco Paco Clavel;

Y es que después de tanta vida social polarizada me apetecía divertirme. Y lo conseguí;


Dos vinos para abrir boca y succionar el veneno restante de las críticas medidas que quedan en mi lengua viperina. Podría meterme con todos y cada uno de los invitados a la fiesta; podría hablar de amaños, cerebros desoxigenados, apariencias, falta de elegancia, mentiras... pero siendo un acto solidario voy a ser consecuente y dejar que sea vuestra imaginación la que juzgue o imagine. Igual hasta consigo que la recaudación del próximo año sea un poquito mayor.


Son las 21.30. Acabamos de aparcar el coche delante de la escuela de cocina. La de veces que he venido aquí a trabajar de dj... y hoy vengo a divertirme o a ser solidario con el Congo, más bien; aunque a mí me parece poco más que una buena excusa para emborracharnos elegantemente.


El hijo de Arguiñano se encarga de cerciorarse de que sólo entran los invitados al evento; somos unos 200, sin distinciones: surfistas, empresarios, artistas, camareros y demás glorias mediocres del pueblo. Sólo falta el alcalde...


La entrada está decorada para la ocasión: flores de pascua, calefacciones metalizadas con forma de farola, velas sobre las únicas tres mesas que han dejado en el local, la luz tenue de las estrambóticas lámparas de diseño que cuelgan del techo y un resto de decoración tibio y hermoso acorde con la temperatura del exterior.


La gente se extraña de vernos allí. Cruzamos el salón hasta el perchero y una vez calientes, ya sin guantes, ni bufandas, ni pesados abrigos... nos pedimos unos vinos mientras llegan las 21.30, que es la hora prevista para que los buitres se amontonen en la puerta de la cocina a esperar las bandejas de comida ...que de allí vayan saliendo.


Banderillas de pulpo, cigalas, rape... cucharas que mezclan sabores exquisitos, chupitos, purés, carnes de todo tipo, fruta, helado... si no fuera todo tan selecto me chuparía los dedos, sería natural y algo soez, quizá. Pero hoy, aparte de esnob he decidido ser diplomático y me muevo como pez en el agua; tengo conversación para todos y el vino hace el resto: sonrío, miro a los ojos, me dejo llevar por los restos de jazz y chill out que saltan de la vibración del hilo musical. Podría decir que soy el Rey sin coronar de una parte de la fiesta; será que no me importa lo que piensen los que conversan conmigo o que empiezo a tener experiencia en este tipo de eventos sociales, quizá tenga el ego demasiado elevado últimamente, o puede que mis convicciones sean más fuertes que las de todos los que vienen sin ganas, o empujados por las “solidaridad” o para vender algo determinado. Ellos se lo pierden.


Después del helado y un sorbete poco recomendable para los que no toleran la lactosa, hay un sorteo; decidimos donar lo que nos toque... más que nada, porque es evidente que por muchos boletos que compremos no nos va a tocar nada. Y lo cierto es que me da igual; Aunque no hubiera estado mal que le hubiera tocado la tabla de surf al único de la sala que pasa de las olas, o el “sanchesky”, o un fin de semana romántico (ahora que tanto amor me desborda, ja ja);


El premio es lo de menos, y como la solidaridad es obligada, mis amigos y yo hemos decidido contribuir a la causa vaciando parte de la barra; que nos parece algo más lógico y generoso; Así, mientras la música “moderna” empieza a apoderarse de los pies izquierdos de los allí presentes, voy a saludar a la camarera (que siempre se portó tan bien conmigo) y mientras otros prefieren los encantos polvorientos y blancos de los baños, yo soy consecuente con mi causa más posible de muerte y pido unos cubatas y cual abeja en celo voy de flor en flor (y no seáis mal pensados), presentándome, saludando, vacilando y dejando que me adjetiven (unos a la cara y otros no tanto...); No sé como el Rey soporta tanto apretón de mano.


Llega un momento que me cansa la efusividad controlada y me voy a la mesa del dj, a tocar un poco los cojones; menos mal que me conocen, ja ja. O bueno, eso creían, porque me da que un poquito , al menos, les sorprendí...


Cuando nos quisimos dar cuenta eran las dos y sonaba suave y relajante el “New York, New York” de Pavarotti y Liza Minelli. La pista estaba prácticamente vacía; mis acompañantes tenían el cuerpo golfo y había más gente esperándonos abajo. Así que procedemos a las pertinentes despedidas, cogemos los bártulos que habíamos aparcado en el ropero y ,de nuevo, al coche para recorrer un puto kilómetro y buscar aparcamiento.


Lo demás: lo de siempre; Sociedad, más cubatas, ligar poco... ya sabéis, nada especialmente reseñable. Lo importante, lo que se repite como muchos me dicen, ya lo he contado; el ajo repite tanto como las palabras que sobran en un relato.


Por cierto gracias a Izaro y a Gorka por la invitación; os debo una...


Hoy he citado unos cuantos grupos de música; pero estoy “enamorado” de las canciones estrambóticas de Late of the Pier; espero que os gusten. Y sino os recomiendo lo nuevo de Belle & Sebastian; sobre todo: “I want the world to stop”; guau guau guau.


Salu2


Y nos vemos mañana.

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