carestía...

Después de vacilar un rato a los espíritus sin respuesta de Segurola y Buenafuente, me he puesto serio y he tweeteado una frase de esas que te salen por inspiración o por mala hostia: " Se anuncia una subida de la luz.Será que a los políticos se les ha fundido la bombilla, o es que el pueblo ha decidido encenderse de una vez"

Parece que los únicos avispados son los que ponen los precios a las cosas; en realidad, el valor real de todo es intrínsecamente proporcional al uso que se le da. Un cubata:7euros. Por una coca cola, una pizca de ron; si su uso es el disfrute que, dependiendo de donde te lo tomes, es una utopía. Emborracharte, un imposible con tal nimia cantidad de ron (o garrafón, que esa es otra), la socialización, todo un reto que sin alcohol suficiente (y mi cubata no lo tiene) en Euskadi, por ejemplo, se convierte en una posibilidad onírica, y un plus de servicio, que ¡tal como está el servicio! y los servicios... no sé; Su valor real sería el que le daban en Extremadura, donde mi yo pasado veraneaba: 200pesetas y 2x1 de once a doce. Pero pago más de 1.000pesetas, o sea, más de cinco veces más.

Y diréis: pues no te lo tomes ¡gilipollas!

Claro, por esa regla de tres, no enciendas la luz, ni pongas la calefacción en invierno, no, el pan engorda y no merece la pena pagar el euro con cero ocho que nos roban y la gasolina del coche destilala tú mismo, el aceite cómpraselo a los olivareros que tanto se quejan de los intermediarios... y así todo. Porque todo está por las nubes y, de momento, los ciudadanos de a pie no hemos aprendido a volar (y no me refiero a lo que algunos hacen en el baño mientras yo me tomo el cubata de siete euros).

La sociedad es una mierda. Nos quejamos por todo y no hacemos nada. Los boikots individuales te convierten en raro y aparentar está por encima de buscar justicia en nuestra particular manera de concebir el ocio.

Pero es que ésto ha pasado de castaño a oscuro. Una cosa es que el lujo cueste lo que cuesta, y otra que los gastos ineludibles de lo cotidiano sean tan exagerados. Si tanto dinero ahorran con los molinos de viento que tan desagradable resultan a la vista, si tanto investigan las energías alternativas y nos hacen reciclar, tener conciencia... ¿dónde está nuestro premio? pues evidentemente en las subidas anuales. Nosotros acojonados por si vamos a conservar el curro, apurando minucias para llegar a fin de mes, y a los ejecutivos de turno sólo se les ocurre una medida, sí, curiosamente, siempre la misma: subir los precios.

Y vale, es lógico; pero tontos nosotros que no hacemos nada. Que callamos o ignoramos el tema como si no fuera con nosotros la historia; ¿cómo voy a manifestarme yo si esas cosas las hacen los quinquis? ¿para qué voy a quejarme si van a hacer lo que les salga de los cojones? ¿quién soy yo para discutir a un ingeniero o a un economista? ¿no está para eso el gobierno?...

Pues sí, al final resulta que los verdaderos incompetentes somos nosotros: los que callamos, los que creemos que otro nos resolverá el problema y los que pagamos ignorando la premisa de que: el cliente (casi siempre) tiene la razón; en este caso, sin duda.

Pero callamos, con lo que permitimos que los "mandamases" sigan aprovechándose de nosotros; ¡qué mangantes! ellos, y !qué gilipollas (con perdón)¡ nosotros.

A ver si algún día, estas subidas nos encienden y, por una vez, hacemos algo más que cuchichear delante del televisor o en los asientos del tren.

Y para terminar, mi recomendación musical de hoy es la que ha tweeteado Santi Segurola: "end of the line" de Mink the Ville;

Salu2
y mañana nos vemos.

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