Heterogeneo festival...

Nunca había hecho el amor
con la ropa puesta,
ni había viajado
sin moverme de una mesa,
ni me había embriagado
sin hartarme de cerveza...

Miranda y yo tenemos unas cuantas similitudes; ambos somos fríos, feos, medio vascos, con un corazón antiguo y enorme, y nuestro pasado huele ligeramente a papelera. Quizá por éso me lo paso tan bien cuando me acerco a la orilla del Ebro; allí di mi primer concierto ("serio"), y me disfracé de dj,e inicié varias de mis tradiciones estúpidas adolescentes, y viví 2 de mis más extrañas libidinosidades nocturnas, y la despedida de soltero más cara de la historia... allí vive uno de mis mejores amigos y allí he vuelto este fin de semana a ver y disfrutar mi segundo Ebrovisión.

Pero esta vez no he vuelto sólo; he llevado conmigo o, más bien, han venido a divertirse: la buena música, mi habitual compañero de fatigas, mi querido hermano, el Belén furgonetero (sólo nos faltó el patriarca), el futuro concejal de turismo de Bugedo (como representante de mis amigos de la adolescencia) y 15.000 desconocidos, claro ¿qué sería de la vida sin ell@s?.

Ha sido como si los planetas se hubieran alineado para ayudarme a redefinir la felicidad y aunque la perfección suele parecer inalcanzable, he comprendido que la vida es un sueño que hay que disfrutar despierto (creo que esta frase  voy a utilizarla bastante a partir de ahora).

Un pez en el agua no se podría sentir más a gusto. Supongo que mi cuerpo no asimila (porque no está acostumbrado) tanta euforia. El caso es que, en tres días, viajé de Alicante a las islas Gili, África, pasando por Vietnam, Estambul, los montes del Cantábrico hasta la aldea de los niños perdidos de Peter Pan. Y todo ello con Vetusta Morla, Xoel, Estereotypo, los pixies, los Beatles y una selecta selección de dulce música para el oído fomentando la excitación. No me he tirado en paracaídas, pero el vértigo desaparece cuando confías en quien te acompaña o te da el empujón pertinente cuando el acojono ha eclipsado tu sensatez.

Os sonará mi  (famosa) frase de:  "la belleza es un don reservado a los ojos que saben apreciarla", pero hay hermosuras que la retina no tiene el placer de traducir, electricidades autocreadas, por tu organismo en ebullición, que el cuerpo traspasa a través de sonrisas, borderías, llaves de karate, abrazos efusivos, platos de setas, almejas o aceitunas moradas compartidas, futuros granadinos, bailes entusiastas a media tarde, pieles de cordero (o gallinas de piel), y mucha heterogeneidad, feeling y alegría a raudales mezclados con frío burgales derretido en todos los costados visibles y palpables.

Y aunque el acojedor "bungalow" no requiere setas "venenosas", ni alcohol en cantidades ingentes...Evelio sigue hablando todavía: inventándose una historia de pelirrojas perseguidas, orcos, ¡toma Popescu´s! o peregrinajes con pies de cordero, Campanilla ha cambiado "Nunca Jamás" por Indonesia... y los demás hemos vuelto a nuestra rutina, atemorizados por el tic tac del cocodrilo del capitán Garfio, pero con la sensación de que algo bueno pasó el fin de semana pasado. Algo que repetiremos en breve dando palmas al son de las guitarritas que no dejan de sonar en mi cabeza con el ritmo acelerado que marca mi patata.

Wendy cierra su libro por hoy. De fondo: una ventana abierta y el sutil guitarreo de "valiente": A veces no soy yo, o sí... tengo ganas de bailar el Thriller:)

Salu2

y nos vemos mañana.

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