Clark Kent

Me disponía a acostarme, pero me he dado cuenta de que no había escrito casi nada y como ayer tuve uno de mis domingos de insomnio, no quiero que la historia se repita, por lo que escupo que borrando el 5 de mi cuenta atrás, mis ilusiones se han hecho mayores, creo que es adrenalina lo que fluye en cantidades ingentes a través de mis venas y que por primera vez en años, empiezo a perder la seguridad del control que ha avalado todos los momentos felices que he podido tener en este periodo.

La cuestión es: ¿el grado de felicidad de esos momentos era suficiente o hay que arriesgarse a saber si la vulnerabilidad puede satisfacerte aún más? Me siento como cuando Superman renunció a sus poderes y se convirtió en Clark Kent, a secas.

Desde las alturas todo se ve enano y lejano; A pata, en cambio: puedes sangrar, puedes llorar, te puedes equivocar... o puedes corroborar lo que crees... si te dejan, claro.

Si no fuera complicado, no tendría gracia, supongo. Las decisiones difíciles son las que te aportan, después, las mayores satisfacciones. Lo bueno, es que con o sin gafas no tengo miedo a equivocarme, de hecho sé que no me arrepentiré de nada pase lo que pase. Porque aunque nos creamos Supermanes de barrio, ni somos de hierro, ni volamos solos, ni somos insensibles a las cosas que pasan a nuestro alrededor.

Hace mucho que no recomiendo a la cabra mecánica, pero el: no me llames iluso por tener una ilusión se ha repetido en mi cabeza todo el día.

Salu2

y nos vemos dentro de unas horitas.

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