no me puedo quejar.

Renovadas las fuerzas y la esperanza, llega el típico bajón relativo del día dos de enero... y encima es lunes, ja ja.

Pero bueno, este año tengo el mismo propósito que los demás: acabarlo mejor que lo empiezo. Cada vez es más complicado, teniendo en cuenta que el mundo, últimamente, ha sido benevolente conmigo y que mis exigencias han ido menguando a medida que la experiencia me ha ido demostrando que con los pies en el suelo y la mirada puesta en el siguiente minuto todo parece más accesible y sencillo.

Hoy soy más rico, sentimental y mentalmente, que hace un año. Tengo un zurrón lleno de buenos recuerdos, una agenda que se va a llenando de buena gente, un reproductor repleto de canciones de calidad, un libro de poemas, un par de bloggs, un trabajo ilusionante por hacer, una dosis semanal de deportes, otra de arte, mis licores y mi paladar de gourmet, una familia que me quiere... no puedo pedir más.

Hace un año, apenas tenía 2 o 3 personas a las que felicitar realmente el año. Unos han desaparecido de mi vida, pero otros han aparecido para alegrarme este tránsito hacia el futuro. Y aunque los periódicos y los políticos sigan empeñados en alarmarnos, me gusta sentir que esta alegría es alargable en el tiempo, y que de hecho, todo ésto, me parecerá poco y nimio cuando dentro de 366 días valore hasta donde he llegado.

Os debo muchas cosas...

Salu2

y nos vemos mañana.