Vaya semanita... Los fachas sientan a Garzón en el banquillo de los acusados, el marido de la infanta colma las portadas, absuelven a Camps, Costa y a los "cómplices" de Miguel Carcaño después de todo lo que hemos tenido que escuchar, cierran Megaupload... y así podría seguir toda la mañana para acabar concluyendo que, por mucho que nos empeñemos, es imposible creer en la justicia de este país. No me extraña que Tele 5 tenga tanta audiencia. Pero claro, todos somos muy listos, estamos muy bien y follamos mucho. Menos mal que nos queda Ruiz Mateos para pasarse por los huevos tanta balanza judicial subjetiva y, claramente, desnivelada.
Es evidente que la actualidad se ha convertido en un diario sarcástico de la estupidez, una arcada con restos de ajo subida a un púlpito y grabada para que el prime time no pase desapercibido para los televidentes más crédulos . No hay más que escuchar a Rajoy, elegido por mayoría absoluta, diciendo que su plan es copiar, ahora, a Portugal. Literalmente, cada vez que habla, y menos mal que habla poco, sube el pan. Me iría lejos, pero escuchando a los chinos, a Merkel, a Chaves, a Obama, a Sarkozy y compañía, la duda, evidente, sería: ¿a dónde?
Si me quisiera consolar, diría que con Franco estábamos peor... pero mi "deplorable" optimismo no me permite quejarme y sigo empeñado en cambiar mi (como buen egoísta) vida y en consecuencia la de tod@s l@s que me rodean. Pero, por desgracia, la mayoría no tienen esa capacidad que yo tengo de reconocer que me equivoco, es más, puestos a errar, parece que sale más rentable llevar tu cabezonería hasta el extremo que recular y tratar de buscar los puntos de partida de una nueva ilusión que ahora parece tan lejana. Por lo que me resulta odioso reconocer que si el primer paso de todo es comprar voluntades no merece la pena esforzarse.
La pauta principal para que casos como los que he citado al principio no se den con tanta asiduidad es dejar a un lado narcisismos y egoísmos y tratar de solventar la mayor parte de toda esa cantidad de errores que nuestros predecesores cometieron y que nosotros mismos hemos alentado. Pero, evidentemente, si no reconocernos habernos equivocado, es imposible mejorar nada.
Salu2
y nos vemos...







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