Rey sol me entrego a ti
quebré el timón
no sé seguir...
Los instintos primarios se alteran con la llegada de la primavera. Uno se ilusiona inconscientemente, teme los vaivenes que provocan las alergias al polen, pactar con el diablo se convierte en una opción y los horarios cambian: más tiempo en la calle, menos pereza, más pasatiempos y rompecabezas...
Bajo las nubes, las sensaciones cambian, la fiebre da paso a una repentina subida de temperatura en el ambiente. Todo huele un poco a protector solar y a todos nos apetece un helado.
El armario monocromático da paso a tonalidades variadas, los horribles zapatos de lluvia dan paso a zapatillas sin suela y a chancletas, y los vaqueros nos llegan a la altura de la rodilla.
Además, este año descubriremos el inmundo placer de oler el olor corporal de los sudadores compulsivos en los bares sin humo, el aroma de los restos de radioactividad proveniente del Oriente más alejado, la estela de los aviones que acuden al sexto continente, los trenes que frenan su alta velocidad para que el viajante se centre más en el paisaje, coches eléctricos a la espera de una recarga parcial.
Y vasos de cerveza en lugar de copas de vino del tiempo. Y licras en lugar de sudaderas de Rip Curl, y mar en vez de montaña y sed en lugar de hambre y amor, mucho amor, para olvidar la guerra invernal.
Plástico es el material de lo artificial. La fina lluvia calará el algodón de tu camiseta rosa. Y sin paraguas volveremos a correr a través del horizonte al que aspiramos, el finisterre en el que acampamos y el eclipse solar al que miramos de reojo.
Ya es primavera: época de azahar y fresas. Nueva estación, nuevas ilusiones, nuevas vivencias, nueva vida... me miro al espejo y no me reconozco. Queda la esencia, las analogías en forma de arruga y la mitad de una sonrisa.
Entre el equinoccio y la luna menguante podreis encontrarme reverdeciendo la inmadurez de los frutos que caen antes de tiempo.
Vivaldi lo expresó mejor que nadie en sus cuatro estaciones, Soda stereo optó por otorgarle el cero. Pero para mí, la primavera siempre será "los días azules" de Iván Ferreiro;
Salu2
y nos vemos mañana.
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Se ve que a ti te ha afectado, je je. Muy buena la selección de poemas del otro día.
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