Disfrazado de brisa,
empujado por el viento
que apaga las velas...
deja aroma de cera...
Tu presencia eclipsa,
el transitar espeso
de los fotogramas
en blanco y en negro.
Angustiarse no es
un sentimiento,
la arritmia colapsante
de mi insomnio
oxigena mis penas
alejándose sin despedirse.
El contoneo de caderas
es una opción desechada.
Pura fachada
de caballero andante.
Sin lanza, no es más
que un trozo de luna
menguante,
rodeada de faros
en forma de estrella;
rumiante, espeluznante...
Disfrazada de brisa,
con un exceso de nitrógeno
seleccionando el pulmón
en el que desahogarse.
El aire escasea,
es fino y miserable,
limitado, débil,
impalpable, esmirriado...
tanto que desaparece
y nadie nota su ausencia;
Aroma de cera...
se apaga otra estrella;
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