Los pequeños detalles son la base de la verdadera felicidad...
Sigo enfadado con una pequeña parte del mundo, pero el espíritu navideño se ha mezclado con mi paciencia y tras unas conversaciones de What´s up, un rato familiar, un par de canciones de piano, una clase magistral gratuíta de vida y unas horas de sueño (que falta me hacían) he relativizado las penurias y he vuelto a atar mi arnés al sustento básico de la vida: la respiración.
Lo demás es un suplemento vitamínico que adereza la supervivencia. La vida no es un lastre que debamos soportar, sino un disfrute limitado por los escasos 100años (como mucho) que nos han concedido para hacer cosas. No sé si es mucho, o si es suficiente, pero aunque no me guste bailar, me ha tocado estar en mitad de esta pista de baile y atenerme al ritmo musical que marca la creatividad de mi cerebro y las conexiones que éste establece con el resto de la humanidad. El alcohol y las comilonas pueden ayudar circunstancialmente, pero mientras las ilusiones rehogan a fuego lento me abrazo al optimismo, sin olvidar el egoísmo del que hablaba ayer, y en vez de dejar que las horas pasen, les atesoro un significado recordable cuando la buena racha se acabe.
Salu2
y nos vemos mañana.







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