Debería contaros como traspasé la frontera de los 30, como tras recuperar mi tan admirado revuelto de setas, cocinamos un pollo a fuego muy muy lento, o como descubrí sin querer que los Brownies saben mejor con una cucharadita de helado de Vainilla, o como sigo soportando el efecto descentralizador de los chupitos de ron, y como mis ojos dejaron de ver belleza en rostros que deberían parecerme hermosos, o como me puse tierno y solté la rienda del Jonn enamorado que hace tiempo que no daba señales de vida, o como soñé con los angelitos y disfracé mi añoranza entre un sinfín de "te quiero"s que al repetirse deben sonar menos creíbles.
Y un sábado de bodas y pan con mantequilla en el que saturaron mi centralita y mi muro de facebook. Y un domingo de añoranzas pasajeras y rencillas que cicatrizan a base de educación y cervezas, y tapas poco elegantes, y pizza.
Podría hablar de muchas cosas... pero hoy estreno cuaderno e inspiración y me he dedicado a emular a Perrault, a los hermanos Grimm, o a Hans Christian Andersen y he matado monstruos, pisado pitufos y he escrito un par de reflexiones sobre mí, mi yo pasado, y mi yo futuro.
Muchos estadounidenses celebran hoy el día de la independencia. Yo llevo mucho tiempo libre y ajeno a las dependencias; pero hay esclavitudes deseadas ante las que no me he podido resistir. Quizá soy un soñador, o un exagerado, o estoy más incomprendido de lo que al ponerle el título a este blog intuía. Supongo que el romanticismo no está de moda. Por lo que hay algo en mí, también, que debe haberse quedado desfasado, pero no se puede controlar todo. Y puestos a que controlen algunos de mis hilos, no hay mejor capitán de timón que quien lleva toda la vida montado en un barco de piel de gallina surcando mares de dudas y convicciones que otros se encargaron de romper antes de mi llegada.
Por éso, al margen de la fábula me han salido un par de poesías; una para hoy y otra para mañana:
Chispas en la superficie.
La hipnopia está
a sólo dos olas rotas
de distancia.
Un punto cardinal
a medio camino
entre mi norte
y tu sur.
Las inquietudes flotan
en un zumo de vida
recién exprimido.
Si el viento sopla,
la veleta te señala;
y la rabia y los miedos
amainan... se pasan.
Aleteando entre el humedal,
me refugio en las mareas
que me empapan.
Absorberé el salitre
de tu negatividad
y encenderé las chispas
en la superficie.
Para que sobrevivamos
al naufragio
de las marejadas
De toda la afonía
sin cobertura
que tenuemente
llega del mañana.
No sé porqué últimamente me ronda la cabeza parte de la letra de "el rey".
Salu2
y nos vemos mañana.







qué hermoso poema.
ResponderEliminarSergi